Hoy salí de mi casa muy temprano a hacer diligencias y en la búsqueda de más monedas especiales. Precisamente hoy no encontré ninguna, pero no me preocupo, porque ellas son las que me encuentran la mayoría de las veces.
Desde que llegué a Inglaterra el 9 de enero de 2010 comenzó mi recolecta de monedas especiales; yo las colocaba en un lugar separado de las demás monedas, todavía sin saber por qué.
Siempre pensaba que cuando llegara a 2 libras, aunque sea podría comprarme un café en Starbucks gratis y por eso las seguía recolectando. Hasta que un día, al saber que regresaba en Diciembre a Venezuela, decidí que el destino de esas monedas debía ser otro y comenzaron a aparecer más y más seguido.
Las bautizé monedas especiales un día que estaba con mi novio y encontré un centavo de libra en el piso. Lo tomé y él comenzó a preguntarme por qué agarraba siempre todas las monedas que veía en el suelo, y yo le contesté: porque son monedas especiales. Por supuesto, acto seguido, él preguntó por qué. Mi respuesta fue: son especiales, porque con lo que recolecte de aquí a Diciembre cuando vuelva a mi país, cuando lo cambie en bolívares, va a ser suficiente para poder llevar a un niño un día a comer durante Navidad, gracias a todas las personas especiales que sin darse cuenta dejaron caer sus monedas especiales.
Ya tengo casi 3 libras; con 5 libras será suficiente para llevar a un niño o niña a comer.
Hoy sigo en búsqueda de monedas especiales y estoy segura que ahora ellas me están buscando más a mi, porque saben que aunque solas no tengan mucho valor, juntas harán a una persona muy feliz.
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, pueden cambiar el mundo” Proverbio africano
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